SULFOGUAYACOLATO DE POTASIO
El guayacolato es una sustancia semisintética derivada del guayacol fenol que se extrae de la creosota, la cual se obtiene del alquitrán vegetal.
Estructura química: O-CH2-CHOH-CH2-OH. Expectorante de acción refleja.
Acción farmacológica: Estimula el aumento de las secreciones del tracto respiratorio.
Mecanismo de acción: La actividad expectorante obedece a un reflejo a partir de la irritación de las terminaciones sensitivas del nervio vago en la mucosa gástrica, lo que provoca por vía refleja (a través del nervio vago) aumento de las secreciones de las glándulas bronquiales.
Modo de acción: Actúa como expectorante incrementando el volumen y reduciendo la viscosidad de las secreciones de la tráquea y los bronquios.
Efectos farmacológicos
Efecto principal: Expectorante de las vías respiratorias ayudando a eliminar las secreciones o líquidos del tracto respiratorio.
Efecto colateral: Vértigo, somnolencia.
Efectos tóxicos: En sobredosis actúa en el tracto gastrointestinal, aumentando el tono y las contracciones.
Absorción: La guaifenesina se absorbe fácilmente por el tracto intestinal y se elimina por vía renal en forma de metabolitos activos. Su vida media es una hora.
Indicaciones: Indicado en pacientes que tienen tos productiva que acompaña a la bronquitis, laringotraqueitis y tosferina.
Contraindicaciones: No se administre a pacientes con hipersensibilidad a la guaifenesina, ni a los que tienen tos crónica como la causada por fumar, asma, bronquitis crónica o enfisema. No administrar a menores de 2 años.
Se recomienda precaución en niños menores de 12 años de edad con tos crónica persistente, como ocurre en el asma o si la tos está acompañada con expectoración en exceso.
Restricciones de su uso: Embarazo y lactancia.
En los niños durante el primer trimestre de embarazo se pueden desarrollar hernias inguinales. No se ha encontrado ninguna asociación con defectos congénitos, aunque debe ser usado con precaución en mujeres embarazadas salvo el mejor criterio del médico.
Resumen elaborado por:
Dr. Luis Alberto Solines Lara
Cardiólogo